15/5/13

Reviviendo de a poquito







Cada vez que duermo, muero. Revivo al día siguiente. No tengo la información precisa para decir que los sueños se parezcan a la muerte, pero a quien le importa la información precisa. Soñar es viajar, morir es viajar, y aunque viajar no es morir, morir si es soñar. Revivir. Sembrar al otro día todas las posibilidades, la lluvia renueva y nuestras pieles nos abrazan con la belleza del día siguiente, y que habría de nosotros sin el día siguiente. Qué podemos decir de la muerte los que aun estamos acá. Los que todavía no terminamos de probar la vida.
¿Cuándo es que cambié para convertirme en lo que soy? Todo esto es tan de a poco que ni se por donde empezar. Hace mucho que no me miro a mi mismo. Soy piel huesos sangre energía que se mueve, pero también soy filosofía, soy mi cultura que conecta los nervios del píe izquierdo con el hemisferio derecho, soy además historia, rítmica  sentido, ideas. Estando acá soy todo lo que voy a ser después. Todo me atraviesa, todo pasa y se entrama con todo. Mientras duermo, muero por un rato, y después revivo de a poquito. Voy volviendo a ser lo que soy yo acá, y allá en el sueño fui otra cosa, allá soy siempre otra cosa y aprendo de allá a ser acá en la vida algo mejor. Aprender de los sueños es la otra manera de no ser acá siempre el mismo. Los sueños son arte, y la muerte debe ser una muy buena obra.
Decía que al otro día hago mis cosas, riego las plantas, cocino alimentos, dibujo espirales, canto improviso río lloro canciones y otras cosas que ya sabes. Pero y, cuando es el tiempo de la otra realidad, de las realidades que trascienden paralelas, de estar dentro de una película, cual es es tiempo de las estrellas, de la religión, de los laberintos desérticos, cual es el tiempo de todo eso que no vivimos en nuestro tiempo. El tiempo del arte.
La manera de acercarnos a la experiencia infinita es soñando, aproximarnos a una realidad aparte, a una pequeña muerte, a un viaje, busquémonos en el sueño, ahí donde queramos estar, estemos.
Cerrando los ojos somos todos iguales, infinitos.

16/4/13

ELTIEMPOESHUELLA




Borré mis huellas, quise que nadie me encuentre, quise desaparecer y si bien tenía mucho que perder, lo perdí. Borre mis huellas una y otra vez para que nadie me hallara, borré el rastro personal en el peor de los laberintos que es el desierto. Era el desierto el que me hacia caminar y perder todo, incluso perdí el tiempo, y eso que no había mejor lugar para entender al tiempo que el desierto. Yo era la aguja bañada de luz, un punto intrascendente moviéndose al ritmo de los segundos, el tiempo en el desierto, el laberinto más grande del Aleph. Yo era esos segundos dentro del tiempo del desierto en un inestable reloj de arena viejo. No era nada en ese solitario desierto y por eso cambié la página de mi libro resquebrajado y borré mis huellas. Las huellas las borré caminando, así nada más.
Si soy sincero no todo fue difícil, también me divertí. Fui bajando por eternos medanos de arena blanca, corriendo con el viento invisible, creando todos los juegos como mis propios juegos y cantando mientras mis dedos rascaban la arena. Supe divertirme solo, viendo a los pájaros como radares, y contemplando las infinitas noches. Admito, aunque me de vergüenza, que sabía que alguien pensaba en mí, dentro del rastro perdido alguien me seguía recordando, y eso me daba fuerza, esa ilusión telepática me gustaba. Borré mis huellas muchas veces, aunque igual pensaba que lo que se pierde todavía se puede encontrar. Tuve la boca seca y soñé con agua, con personas y agua.
Los días siguientes jugué con el tiempo, con el rastro del tiempo, camine en eternos círculos con los mantos polvorientos del deshabitado desierto. Ví que solo me encontraba buscándome a mí mismo y a mis pasos perdidos. Vi que todo se tapa, que todo se nubla, se mezcla y se esconde, que todo se pierde en el desierto. Todo se pierde en ese desierto que me busca a mí mientras yo busco a mis ideas como pasos borrados, ideas que se perdieron en el afán de esconder mis propios rastros en alguna de las puntas del desierto.
Tapé mis huellas y borré mi rastro para que nadie encuentre nada mío, que nadie supiera nada de mí hasta que yo no lo supiera todo sobre mí.


11/1/13

Sombras orientales

 
Sombras orientales en mi balcón occidental
un luminoso momento del azar cambiante
esas cortinas nos traen tantas alegrías
son lienzo de entramados organicos
en las horas mágicas

18/11/12

LA NAVE


Afirmo con mi presencia que estamos en un viaje por la galaxia y nuestra nave es la tierra, no creo que llevemos con nosotros un destino lógico y exacto, aunque sea difícil descarrilar. Somos viaje, esencialmente viaje, el desplazamiento de una noble catarata que no deja de fluir, la corriente de una inagotable cascada, siempre renueva su afluente y no piensa detener su marcha. 
Más bien viajamos por ciclos universales y el tiempo parece querer decirnos algo al repetirse, incluso el tiempo nos habla del tiempo mismo, en sus diferentes dimensiones. Esta nave (que conocemos) es bien grande y en sus suelos entran todos, pero necesitamos ser conscientes del viaje, no lo disfrutaríamos de otro modo, tenemos que estar despiertos en el camino.
No vamos ningún lugar cierto, es entonces que necesitamos influir en nuestro estar acá, en la cuestión del tiempo circular, el retorno que comienza a empezar, es un viaje que hacemos todos, desde los eternos meteoritos que vagan de una punta a la otra de la galaxia hasta las más grandes estrellas que se apagan sin que nos demos ni cuenta que alguna vez se prendieron. Hay que sumergirnos en cada cristal de agua de lluvia para renovarnos y ver a esta tierra como viajera incansable.
Una larga noche de observación puede darnos la aproximación a todos los libros y filosofías arcaicas. Es cuestión de preguntarnos por las cosas que están y no pensar que sea imposible arrojarnos hacia ese incomprensible universo del que una vez nos desprendimos.
Nuestra primitiva nave, la más primitiva y avanzada de todas las naves, está viajando hace miles de millones de años. Y nos movemos atravez del tiempo creando y conceptualizando al tiempo, en este eterno presente viajamos a una velocidad increíble (108.000 km/h aprox.) al rededor del sol. 
No vamos a frenar, aunque si cambiar nuestras pieles, varias veces, miles de veces si es necesario, pero no vamos a descansar en el camino. Miraremos al cielo, a las replicantes nubes, a los fractales naturales de la tierra en una galaxia universal en este viaje por veces caótico y azaroso pero con un intachable orden oculto. 
Sin poder elegir, la tierra nos hizo viajeros, nos adherimos íntimamente a ella y como viejas estatuillas suplicantes, aveces pedimos ayuda a los dioses para que nos hagan seguir girando en esta danza geométrica.
Y tal vez la próxima vez que nos crucemos con alguien, deseémosle buen viaje. 



18/8/12

13/8/12

Las pinturas me hablan

No creo que este enloqueciendo, de hecho estoy seguro que no estoy loco, pero las pinturas me hablan, esas temperas viejas y oxidadas me piden que le saque a raspones lo ultimo que les queda de pigmento, los lapices que me exigen que los raye contra papeles, las paredes que imaginan mis dibujos gigantes, y me di cuenta yo solo de que estoy solo en esto, y es hermoso. Por otro lado los papeles me recuerdan que siempre son guerreros dispuestos a revolver su armadura de colores y plumas. Hasta no resolver todos sus acertijos no se calman, y a veces hay que dejarlos morir sin resolverlos.

Después llega la razón, que siempre llega tarde, como el titulo y la critica. Sé que esto no es literal, que no me hablan las pinturas y más bien me guían. Los materiales guían al artista, y no es necesario domarlos como dice un polvoriento manual ilustrado, mejor que las pinturas hablen por si solas teñidas por la mancha humana, a veces maldita y pretensiosa pero al final es huella historica y pienso en mis errores, quiero tener más para poder regenerarme más seguidas como un viejo cactus o planta herida y carnosa.

Lost in Bogotá





 La niebla en la tarde fresca y la gente que se encuentra en las subidas
y la gente que se pierde en las bajadas y
los colores

Bogotá / 2012

5/8/12



Y qué aprendí del dolor? Que del dolor se aprende. Y qué aprendí del dolor? Que del dolor se aprende. Y qué aprendí del dolor? Que del dolor se aprende. Y qué aprendí del dolor? Que del dolor se aprende. 


17/7/12

Encuentro


                                                                                                                                                                          Contraste salvaje
                                                                                                                                                                               Ecuador 2008

1/7/12

Coleccionista de cielos




                                                                                                                      
                                                                                                    Andes aéreo / 2008

Dios me ha pedido un techo
cansado de todo ese cielo (...)
  Gabo Ferro

28/6/12

Es cultura naturalizada




                                                                                                                  buenosaires/dosmildoce

16/6/12

A los ladrones modernos



                                                                          Guayaquil city / 2008

13/5/12

Andy Goldsworthy


                                  Rain shadow 1983