18/11/12

LA NAVE


Afirmo con mi presencia que estamos en un viaje por la galaxia y nuestra nave es la tierra, no creo que llevemos con nosotros un destino lógico y exacto, aunque sea difícil descarrilar. Somos viaje, esencialmente viaje, el desplazamiento de una noble catarata que no deja de fluir, la corriente de una inagotable cascada, siempre renueva su afluente y no piensa detener su marcha. 
Más bien viajamos por ciclos universales y el tiempo parece querer decirnos algo al repetirse, incluso el tiempo nos habla del tiempo mismo, en sus diferentes dimensiones. Esta nave (que conocemos) es bien grande y en sus suelos entran todos, pero necesitamos ser conscientes del viaje, no lo disfrutaríamos de otro modo, tenemos que estar despiertos en el camino.
No vamos ningún lugar cierto, es entonces que necesitamos influir en nuestro estar acá, en la cuestión del tiempo circular, el retorno que comienza a empezar, es un viaje que hacemos todos, desde los eternos meteoritos que vagan de una punta a la otra de la galaxia hasta las más grandes estrellas que se apagan sin que nos demos ni cuenta que alguna vez se prendieron. Hay que sumergirnos en cada cristal de agua de lluvia para renovarnos y ver a esta tierra como viajera incansable.
Una larga noche de observación puede darnos la aproximación a todos los libros y filosofías arcaicas. Es cuestión de preguntarnos por las cosas que están y no pensar que sea imposible arrojarnos hacia ese incomprensible universo del que una vez nos desprendimos.
Nuestra primitiva nave, la más primitiva y avanzada de todas las naves, está viajando hace miles de millones de años. Y nos movemos atravez del tiempo creando y conceptualizando al tiempo, en este eterno presente viajamos a una velocidad increíble (108.000 km/h aprox.) al rededor del sol. 
No vamos a frenar, aunque si cambiar nuestras pieles, varias veces, miles de veces si es necesario, pero no vamos a descansar en el camino. Miraremos al cielo, a las replicantes nubes, a los fractales naturales de la tierra en una galaxia universal en este viaje por veces caótico y azaroso pero con un intachable orden oculto. 
Sin poder elegir, la tierra nos hizo viajeros, nos adherimos íntimamente a ella y como viejas estatuillas suplicantes, aveces pedimos ayuda a los dioses para que nos hagan seguir girando en esta danza geométrica.
Y tal vez la próxima vez que nos crucemos con alguien, deseémosle buen viaje. 



2 comentarios:

Sors dijo...

Es muy lindo lo que decís. Seguro habrás tenido noches de aprendizaje a través de la contemplación conciente y conectada. Hablás como un viajero que ya entiende y que sabe cual es su piso, su tierra. Allá ves el cielo y la galaxia y entendés que por ahí andará algún meteorito que te quiere chocar o una estrella que brillo con vos en alguno de tus ciclos. Te deseo que seas feliz contigo en este viaje.

Juan René dijo...

Buen viaje! Me gustó mucho, sobre todo la idea del conocimiento a través de la contemplación...Me hizo pensar en una frase de Cabral que dice "Un día llegué a Tandil y conocí a un anciano que a falta de inteligencia se le dio por ser muy sabio." Y va muy bien con el nombre del blog, y la otra manera de ver, de entender...También confieso que me dio un poco de vértigo pensar en la tierra como nave...Me costó al punto que no me pude soltar ante esa propuesta...y eso me causó gracia...En fin, me lograste provocar. Si no viajé, me chocaste...o me remolcaste..Que sigas viajando, y espero que nos encontremos en alguna esquina.